The end

Como "Sonrisas y lágrimas" pero sin sonrisas ni lágrimas, solo bostezos.

SAN SEBASTIÁN 72

Rosa Azul

10/1/20243 min read

Antes de comenzar la crítica en sí, es deber de este simio contextualizar la trayectoria de Joshua Oppenheimer, director del film “The End” (2024).

Joshua comenzó realizando cortometrajes documentales a finales de los años noventa en Estados Unidos. Lejos de su país natal, Dinamarca. Con el paso del tiempo, poco a poco, fue forjando una identidad autoral que explotó (nunca mejor dicho) a través de sus dos obras más conocidas. Los documentales “The Act of Killing” (2012) y “The look of silence” (2014). Dos piezas relacionadas entre si que abordan a la vez dos temas relacionados; la violencia y lo humano, dentro del contexto de la dictadura Indonesia. Estos documentales le hicieron ganar importantes premios, como el BAFTA o el gran premio del jurado del festival de cine de Venecia.

Os estaréis preguntando: “¿Pero por qué me cuentas todo esto, primate estúpido? ¿Acaso te has comido una rana venenosa?”. Nada más lejos de la realidad, ni que fuese actor porno…

Ahora en serio. Es importante conocer su trayectoria porque esta choca de lleno con su nuevo proyecto, que no es otra cosa que su primer largometraje de ficción. Y encima es una historia postapocalíptica. Y también un musical. Y cuenta con las actuaciones de Tilda Swinton, de George Mackay y Michael Shannon y…

Y más de medio centenar de personas abandonaron la sala del Kursaal 1 en su presentación en el SSIFF 72... Aun encontrándose el director y el protagonista entre el público, siendo el estreno europeo y estando presentada a sección oficial. Entonces, ¿Cómo es que al público le aburrió tanto?

Mi opinión es que esto se debe más al planteamiento que a la puesta en escena, pues aunque esta no sea rompedora, ni mucho menos, mantiene una coherencia con lo que es la historia. Las interpretaciones son bastantes adecuadas al juego de máscaras que el director busca establecer. Ahora, eso sí, el hecho de que en una situación como la que se presenta en la película los actores rompan a cantar (pues apenas hay dos escenas de baile), sacan por completo al espectador del drama de los personajes, ya que pierden humanidad y se convierten en marionetas sin sentimientos ni culpa, funcionando más como un bache que como una bisagra para unir las distintas partes de la historia.

Reconozco que el punto de partida y el tratamiento me resultan favorablemente atrevidos. Pero eso no quita que no me funcione ni como musical ni como película. Los números musicales no se integran bien en el relato (Justo al contrario que en la nueva entrega del Joker, otro musical oscuro y atípico) Y el juego de luchas y tensiones que se crea entre los personajes es mucho más convencional de lo que parece desde fuera; un grupo cerrado recibe a una persona ajena y la integra, haciendo que esta nueva incorporación suponga la destrucción del grupo. Algo que ya hemos visto en films como “It comes at night” (2017) y en infinidad de películas de zombies. 

Desde luego, no entretiene, no emociona, no conecta y no está a la altura de lo que se esperaba del primer film de uno de los más importantes documentalistas de nuestro tiempo. Y lo peor de todo es que, en sus casi dos horas y media de película, no aparece ni una sola bomba.

Lo mejor: La originalidad de la propuesta.

Lo peor: La forma en la que está enfocada el musical.

Te gustará si te gustó: "Bailar en la oscuridad" (2000) Dir. Lars Von Trier

Nota: