Soy Nevenka
Darth Vader es del PP (hasta el Retorno del Jedi, que se vuelve del PSOE y tira a Mariano Rajoy por un acantilado).
SAN SEBASTIÁN 72


Se supone que en las siguientes líneas tengo que hacer una crítica de Soy Nevenka, pero sinceramente, no creo que haya mucho de lo que hablar. Es una película que sale cada cierto tiempo y que todos hemos visto ya. Es ese cine español de buen presupuesto con un pie en el formalismo americano y con otro en lo autoral. Realizada con solvencia y con esforzadas interpretaciones para cerrar con un lazo un producto que poco tiene que decir y que si se sostiene es por cuestiones exclusivamente extra cinematográficas.
Si me permitís un inciso, a mi me gustan mucho las viñetas y cómics. En mi gusto por este arte me cruzo de cuando en cuando con una viñeta política. El 99% de las ocasiones son una mierda, y cuando no lo son, solo nos podemos reír si estamos de acuerdo con el mensaje que está dando. Son básicamente un producto hecho para una serie de palmeros que ya saben lo que se van a encontrar y se regodean cuando se lo dan.
Con estas películas de mensaje me siento igual. Aunque estuviera de acuerdo con lo que me están contando me seguiría sintiendo ofendido. Son productos en los que no hay nada, no hay exploración ni nuevas ideas, solo hay una absurda lucha de "el bien" contra "el mal" más propia de la guerra de las galaxias que de un drama que se pretende serio.
Soy Nevenka en particular peca de todo esto y de ser una película fría y sin ninguna energía. Es estática, sin ritmo y opaca, se dedica a ir de un sitio a otro por conveniencias del guion. Los personajes apenas existen, son una excusa para que la directora transmita un mensaje muy concreto, obviando todo lo demás, todo lo que no nos interesa y que puede empañar el mensaje.
Se espera que el público y la crítica sienta tanto la trágica historia de Nevenka Fernández que solo podamos rendirnos ante la película, destrozados por la culpa. Yo personalmente no siento culpa ninguna, todas estas películas me asquean.
Me asquean porque no son más que películas hechas por gente en sus torres de marfil para poder cubrirse de gloria poniéndose del lado de lo bueno y en contra de lo malo. Es obvio y ridículo. Especialmente porque quieren hacer una película seria y con un mensaje que cambiará el mundo y al final lo único que hacen es una película plana y que si no estás de acuerdo con algo estás fuera. Ellos mismos se creen las narrativas que plantean, realmente se creen que viven en la guerra de las galaxias y que están enfrentándose a una suerte imperio galáctico.
Y lo peor es que son siempre los mismos nombres, los mismos aspavientos y las mismas fórmulas de antaño ¡Y todo tan muerto por dentro! Sorprende que esos mismos directores que hacen películas que no llamarían la atención en un museo de antigüedades en ruedas de prensa no se les caen los anillos al calificarse "de izquierdas" de ir "contra el sistema".
Alzan las banderas del diálogo, la comprensión y la tolerancia, pero en la práctica el mensaje que mandan es claro: "Únete o muere". Y es eso lo que pasa, no hay diversidad de opiniones en esa pequeña y exclusiva nube de nuestro cine. Solo buenísimas personas ocupadas de los temas de más urgencia social (que deciden ellos, naturalmente). No verás ningún gesto de patriotismo o cuestionar el relato que se esté dando desde las altas esferas.
Y en ese egocentrismo se pierden ellos y se pierde su cine. Al final, estar en ese ambiente de cotillas, conspiradores e instigadores mata toda la creatividad. Y de aquellos barros estos lodos. Afiliados a la religión de las ideas y el buenismo. Películas sosas sin mucho que decir y con un punto de vista que mira la realidad de forma miope y sesgada.
Son esos directores consagrados, sin referentes y sin ambición, que como solo aspiran a hacer películas que les reafirmen como buenas personas, descuidan el cine. Que patético. Y el resto les tenemos que aguantar como si esto fuese algún tipo de broma que se extiende durante años y que cuesta unos cuantos millones por el camino.
¿Y al final qué? ¡Era broma! Todo era broma. Al final nada importa, la peli de ETA, la peli de los desahucios, la de las prostitutas, la de la guerra civil, la de la eutanasia y ahora la de Nevenka Fernández. Daba igual, era todo broma. Era broma en tu cara.
Y yo me pregunto ¿para quién es este cine? ¿Es para una clase media española votante de Pedro Sánchez que quiere reafirmarse que está en el lado del bien? ¿Es para esos intelectuales que no creen nada que no quepa en sus estrechas cabezas? Debe serlo.
Yo envidio a toda esa gente, porque no les hace falta de nada. No tienen que pagar ninguna entrada de cine, no tienen que encender la televisión, no tienen que comprar ningún DVD, ni tan siquiera tienen que esperar a que las películas salgan. Para ellos es tan sencillo como sentarse en el sofá de su casa, cerrar los ojos, e imaginarse lo buenas personas que son y todas las opiniones que tienen desde hace 40 años. Se concentran (intentando no cagarse encima con todo el placer que sienten) y ya han visto las siguientes 5 películas de Iciar Bollaín, de Fernando León de Aranoa y de Pedro Almodóvar. Que suerte tienen, apoyando la cultura incluso que está todavía por hacerse. El resto solo podemos soñar.
Y quizás llegue el trágico día en que todos se enteren de que era todo broma. De que nada de lo que han hecho ha servido, de que estaban jugando a ser salvadores de las mujeres, los negros, y la sociedad española en general. Jugando como un niño en un arenero. Que no son más que unos falsos intelectuales henchidos de pedantería. Que no son más que la descendencia venida a menos de unos directores pretenciosos que negaron que negaron la diversidad fílmica y política.
No se ha hecho nada. Se malgastan caudales públicos para hacer unas películas que nacen muertas. Todos los premios en los festivales y demás bombo que puedan ganar se ganan como una tómbola de feria. Son feriantes repartiendo un peluche de Sonic El Erizo. Con esta gente todo es suerte o mentira.
Y aun así creen que nos están haciendo un favor bendiciéndonos con sus obritas maestras. A esta gente habría que medirles el pulso. Moralmente no se puede permitir que un muerto en vida dirija una película. Yo quiero películas de izquierdas, de derechas, altas, bajas, listas, tontas, que estén a favor de España y que estén en contra de España, pero que estén vivas. No este cine tosco, seco y muerto por dentro que no tiene nada que decir mas que todas las ideas preconcebidas que llegan por escrito desde las sedes de los partidos.
¿Acaso tenemos que sufrir las mentes pensantes estas insípidas películas? Si bien es cierto que hay un público de apolillados socialistas que van al cine a verlas (con moderación, por supuesto) les podríamos poner las mismas películas que Juan Antonio Bardem hacía en los años 80 y nadie notaría la diferencia. Después de 50 años quizás les toca salirse un poco del molde, nunca viene mal depurar un poco el alma.
O mejor, que todos esos directores se quiten la careta de una vez por todas, que hagan terminar esta cruel broma en la que nos tienen inmersos y se conviertan en lo que en el fondo son: políticos. Si tantas ganas tienen de cambiar España, que la cambien de verdad, pero por favor, que a nosotros nos dejen en paz.
Claro que no lo harían, caerían por su propio peso. Que nadie se lleve a engaño, estos infelices no son cineastas que aspiran a ser políticos, sino políticos frustrados que tienen que ver los toros desde la barrera y dedicarse a dar lecciones a los que consideran machistas, racistas o que les falta conciencia de clase.
Eso sí, ellos están blindados de por vida contra las miserias, con las películas que hacen ¿cómo van a ser malas personas?
Si ser buena persona es hacer este cine, rancio y muerto, a mi me pueden considerar Adolf Hitler.
Lo mejor: las interpretaciones.
Lo peor: el PSOE.
Te gustará si te gustó: olerte tus propios pedos.
Puntuación: