Plankton, la película
El caramelo envenenado.
ESTRENOS


Pues de eso que te metes en Netflix sin tener muy claro qué vas a ver y aparece Plankton, la película. Aunque llevas fuera de Fondo de Bikini unos años, creciste con Bob Esponja y estás muy nostálgico últimamente, así que le das al play.
Después de una hora y veinte y un par de visitas al baño has engullido la película como un mazapán navideño entre tragos de leche semidesnatada.
Entornas los ojos y mientras contestas unos mensajes te preguntas ¿qué acabo de ver?
Tampoco es que fueras a a hacer grandes reflexiones, pero ¿esto qué ha sido?
Pensando, no tardas en darte cuenta de que en el centro de la película hay una idea válida; Karen, la mujer robótica de Plankton, se harta de que él dedique todo su tiempo y energía a robar la fórmula secreta de la Burger Cangreburger, por lo que decide salir de la (diminuta) sombra de Plankton para dominar el mundo y así darle una especie de lección.
Es una premisa intrigante, pero choca que, incluso en su propia película, Plankton no pueda ser el malo.
Quizás la idea nació muerta, difícilmente Plankton te puede dar para llenar una película de noventa minutos.
Plankton es un buen personaje secundario en una serie muy coral (coral ¿lo pillas?), y hacer de él el foco de la historia quitándole el resto de elementos hace que la cosa tenga muy poco recorrido. Tan poco recorrido que en media hora se ha terminado la trama.
No hay ni rastro del humor ingenioso y absurdo que asocias con Bob Esponja; visualmente no hay nada que sea muy estimulante, el estilo en dos dimensiones que tenía la serie original ha sido sustituido por un modelado 3D suave e inofensivo. Una estética barata que no está lejos de ser la cinemática de un juego de PS4.
Y aunque hay alguna canción resultona (sí, más o menos, es un musical) y alguna secuencia opta por una mucho más rica animación tradicional, el conjunto vale menos que la suma de sus partes.
En cierto modo la película fracasa porque se aleja de los claroscuros de ser un villano de telenovela con un objetivo absurdo y se acerca al sol que más calienta con una trama simplona en la que Plankton se ve obligado por las circunstancias a salvar el día.
Unas canciones, unos cuantos obligatorios flashbacks en que vemos el pasado de Plankton y Karen, una aventurilla en la que Karen se convierte en una especie de jefe final al que hay que derrotar y al final todo se resuelve de manera obvia, con cuatro palabras Karen se convence de que hay que volver al status quo del inicio de cada capítulo de la serie.
Un recorrido tan desnatado como la leche que usas para engullir mazapanes.
A lo mejor la culpa es tuya por meterte donde te metes ¿Le podemos pedir más a una película para niños? Debemos. Es verdad que no todos pueden ser Pixar, pero lo que no hay que hacer es resignarse solo porque es una película infantil.
Desde luego, es más inofensiva que Garfield o la película de los Trolls, pero no deja de ser un producto que, como mucho, asciende a mediocre.
Lo mejor: las secuencias en animación 2D
Lo peor: no tiene ninguna idea alta.
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Nota: