Escape
Cómo escapar de Escape
ESTRENOS


Salgo con calor, miro la hora e intuyo que queda mucho, es la fiesta del cine y en un multicine de madrid sur la gente come más de lo que come en su casa. El cine da hambre, o debería darla, y da sed, mucha sed. Pero lo que no debe dar es sueño.
Mi acompañante, persona de la que no revelaré ni sexo ni edad, ni orientación sexual o política para no ser acusado de intentar menoscabar la credibilidad de ninguna de esas sociedades identitarias, se ha dormido.
Le doy algún que otro codazo, pero pienso… Tampoco es que se vaya a perder mucho. Así que desisto y dejo que duerma. Termino la película, como digo acalorado, demasiada irradiación corporal en la sala. Y pienso que otra vez veo la peli de un tipo muy inteligente, un tipo muy interesante, pero un tipo que no termina de conectar, al menos, conmigo.
Una premisa disparatada pero que nos presenta a un personaje empatizable, con un dolor real, con uno que el propio guionista se salva de ser acusado como tópico nombrándolo él mismo. Pero que tras una y otra y otra capa de surrealismo dicho personaje se va despegando, alejando, de nuestra empatía, de nuestro interés.
La puesta en escena sin ninguna duda es brillante, la solidez, la fluidez de la voz narrativa está más que conseguida y los distintos interpretes , grandes nombres en papeles pequeños, hacen un trabajo impecable. Todo ello me hace estar seguro que el director está muy satisfecho con su trabajo y que si esto fuera un trabajo de clase y yo, sálveme de creerme tal cosa, fuera el profesor encargado de ponerle nota, le pondría un diez redondo como un balón de playa.
A lo que voy es que no puedo criticar nada más allá de lo que se refiere a mi gusto personal. A la poca conexión con ese humor surrealista, con ese histrionismo, a veces eso sí un tanto arbitrario, y con ese relato kafkiano invertido que deja de escalar gradualmente para naufragar en la nadería.
No escape de Escape. Pero no me culpe de no haberlo hecho.
Puntuación: